Todos conocemos a los dos caballeros medievales montados a caballo enfrentándose, pero no muchos conocen la historia detrás de este logo.
Se conoce que hasta 1898, la empresa era propiedad de la familia Faber y se conocía como AW Faber. Ottilie von Faber, quien fue heredera de la compañía, se casó con el Conde Alexander zu Castel-Rüdenhausen, pero su abuelo Lothar von Faber estipuló en su testamento que el nombre Faber debía permanecer en la empresa de forma permanente. Entonces, con autorización del Rey de Bavaria, el apellido fue cambiado a Faber-Castell, por lo cual también se aplicó al nombre de la compañía.
La primera aparición del logo se ubica en el año 1906 y se basa en un castillo encima de una gran piedra, a través de un dibujo blanco y negro realizado a lápiz. Ese castillo hoy es un monumento único al estilo arquitectónico del historicismo y del art nouveau.
Luego de la muerte del Conde Alexander en 1928, su hijo Roland lo sucedió y para el año 1931/32, tomó el control de la fábrica de lápices Johann Faber, la cual había sido fundada por el hermano de Lothar von Faber y también compró la subsidiaria brasileña Lapis Johann Faber en São Carlos. A esta versión del logo se le incluyen las iniciales A.W.
Para 1951, se rediseñó el logo a una versión de color, se colocó la palabra “Faber-Castell” a dos líneas y con una fuente más gruesa. Se colocó un escudo donde sugiere un castillo y dos caballeros. Todo insertado en un ovalo verde.
El Conde Alexander en su época introdujo en el mercado una línea de lápices de alta calidad y para distinguirlos de la competencia, pintó su revestimiento de color verde oscuro. En el lápiz creó un dibujo de dos caballeros combatiendo y durante años adornó las cajas y estuches de los mismos.
Este diseño fue considerado anticuado, pero para inicios de los años ’90, estos caballeros fueron tomados como el símbolo del logo, por lo cual se agregaron como isotipo con una forma estilizada, se utilizó una tipografía serif con terminaciones cuadradas pero refinadas, además, se le agregó como un inciso el año de inicio de esta gran compañía.
Es difícil mantener la imagen de una empresa durante más de 250 años. Sin embargo, el aspecto “medieval” que tiene Faber-Castell, se ha mantenido durante todas las versiones del logo a través del tiempo. Actualmente los productos de esta marca se han convertido en grandes clásicos, pero que no dejan de modernizarse con el pasar de los años.